Ya va quedando claro que el planeta en que vivimos no puede sostener por mucho más tiempo y sin consecuencias nuestro estilo de vida consumista y egocéntrico. Pero tampoco es fácil hacer un cambio de vida tan radical así que optamos por hacer un camino dando pasos hacia la sostenibilidad. Y eso implica todas las áreas de nuestra vida, incluida esta de consumo máximo que se acerca con las fiestas de Navidad.
Porque no es cuestión de dejar de regalar sino darle una vuelta a aquello que compramos teniendo en cuenta el respeto al medio ambiente. Como sabes, eligiendo un consumo diferente estás emitiendo un voto de hacia dónde quieres que vaya el planeta. La economía y la política reaccionará antes si cambiamos nuestros hábitos de consumo que si salimos a la calle a manifestarnos. Pero eso requiere un compromiso y en este artículo te damos ideas de hacia dónde debería dirigirse.
Evita el plástico
Si miras a tu alrededor, verás que la frase de aquella canción noventera del 'life in plastic' se ha hecho real. Un enorme porcentaje de los objetos con los que interactuamos a diario, desde utensilios de cocina, móviles, ordenadores, mobiliario urbano, piezas de coche... son eminentemente de este material procedente del petróleo y prácticamente imposibles de reciclar una vez transformado industrialmente.
Así que, para que nuestros mares y océanos dejen de estar plagados de toneladas de plásticos, el primer paso es dejar de comprar nuevos, para tirar los antiguos y que acaben en la naturaleza durante centenares de años.
Evita el plástico entre tus regalos de Navidad y sus envoltorios. Da igual que no lo consigas al 100%, pero al menos que esta premisa esté en lo alto de tus prioridades cuando estés de compras. Luego, si resulta que el regalo que más ilusión le hace a tu prima contiene plástico, pues no pasa nada, no te sientas culpable! Recuerda que esto es un camino a largo plazo y el sentimiento de culpa no será un buen acompañante. Fíjate en lo que sí consigues reducir o eliminar y eso te dará ánimos para seguir.
Mira cuál es el origen
Otra de las fuentes de contaminación más importantes del planeta es el transporte y especialmente el de mercancías. Que nos traigan fresas de Chile para que nos las podamos comer en octubre tiene un coste enorme para el medio ambiente. Pero si piensas en los objetos fabricados industrialmente, que tienen diferentes componentes que puede que cada uno venga de un lugar diferente... ahí todo se multiplica.
Por es se está popularizando el concepto de 'km0' para la comida y de 'proximidad' para los objetos. Porque consumir productos elaborados cerca de ti beneficia tanto al planeta como a la economía local.
Así que haz el esfuerzo de darle la vuelta al producto que quieres regalar y ver dónde está fabricado. Si no es para volver a dejarlo en el estante y buscar otro de proximidad, al menos que sea para tomar consciencia de lo que han 'viajado' hasta llegar debajo de tu árbol de Navidad.
No priorices lo barato
Claro que con la globalización nos hemos acostumbrado todos a comprar cada vez más barato y a que las empresas compitan en hacer productos cada vez mejores y más económicos. Pero, ¿eso qué implica? Pues que tienen que cerrar sus fábricas locales e irse a producir a países en vías de desarrollo donde las personas están en peores condiciones y donde no se queja nadie si contaminan ríos con vertidos tóxicos para ahorrarse el gasto de tratarlos porque eso implicaría subirte a ti el coste.
Debes ser consciente de lo que implica el 'uy, qué caro' que dices en la tienda antes de irte a la de en frente para comprarlo a la mitad de precio. El coste que no asumas tú, lo está asumiendo el planeta o los derechos sociales o laborales.
Pero esta nueva conciencia no significa únicamente comprar más caro. También conlleva una reducción del consumo: compra menos productos y, los que compres, que sean de calidad, de proximidad y aprovéchalos al máximo.
Servicios en lugar de objetos
Lo bonito de este cambio de paradigma es que podemos encontrar soluciones creativas para dejar de enterrarnos debajo de tantos objetos de plástico que en realidad no necesitamos. La era de la materialidad se está agotando y dejando sitio a la era de las experiencias.
Si regalas un masaje, una sesión de terapia, un taller de cocina... la persona estará sacando un beneficio, tal vez podéis compartir ese tiempo juntos/as y no habrá objetos por medio que acumular o tirar al mar. Pero incluso puedes regalar formaciones o cursos online que sean mucho más enriquecedores y que ayuden a esa persona a la que tanto quieres a conectar con sus propósitos a partir del año nuevo.
Como ves, se trata de darle una vuelta a tu forma de pensar y seguro que te vendrán montones de ideas nuevas para poder regalar estas Navidades. Porque, como nos gusta decir siempre en Saigu, el cambio empieza por uno mismo y, antes de quejarse de cómo está todo, hay que saber cuestionarse y avanzar en el camino de la sostenibilidad.
3 comentarios
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pafzYhFALnO
Ok. I use translate and will be good ok?
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