Dormir bien es uno de los mandamientos básicos de la belleza. Así lo afirma la célebre dermatóloga británica Anjali Matho en su libro The Skincare Bible. Algo tan sencillo y reconfortante como una buena noche de sueño se ha revelado como el activo más accesible y efectivo para la lozanía de la piel.
Cuando dormimos, el cuerpo se convierte en un taller de reparación para subsanar los daños celulares causados por las agresiones diurnas. Mientras descansamos, la piel hace ‘horas extra’ para regenerarse, recargar energía y prepararse para afrontar un nuevo día en el que tendrá que defenderse, de nuevo, de toda una horda de elementos hostiles.
Dormir mal envejece
Ya sea por insomnio o porque se prefiere sacrificar horas de descanso para hacer otras actividades, la mayoría duerme poco o mal. La ciencia ha demostrado que una mala higiene de sueño deja huella en la piel: está más opaca y seca, menos flexible y con arrugas más marcadas, su tono es más desigual, afecta a la función barrera y, por lo tanto, a sus defensas… ¿Consecuencia? Produce un envejecimiento precoz.
Esa falta de sueño influye directamente en nuestra apariencia y nos vemos con un aspecto más cansado y menos saludable que no siempre puede disimular bien la cosmética y el maquillaje.
Entonces, ¿a qué hora deberíamos acostarnos para mejorar el aspecto de nuestra piel?La piel, como el resto del organismo, sigue unos ritmos biológicos naturales. Parece que la mayor parte de la población está genéticamente programada para sentir sueño entre las 10 y las 11 de la noche.
Según la ciencia, acostarse a esa hora sería lo idóneo para optimizar los beneficios del sueño. Y es que aún durmiendo las ocho horas de rigor, no es lo mismo hacerlo por la noche, en sincronía con los ritmos circadianos naturales, que hacerlo durante el día.
Si tenemos el ciclo de sueño cambiado o si nos vamos a dormir mucho más tarde (o más temprano) de lo recomendado, se altera nuestro reloj corporal interno y con ello el buen funcionamiento de los mecanismos de reparación y recuperación cutáneos.
¿Sabes qué son las 'golden hours’?
No solo es importante el cuándo y el cuánto, la calidad del sueño también importa. Y esta depende de factores como la continuidad y la profundidad del descanso. Los estudios han mostrado que durante las ‘golden hours’ (horas doradas), entre las 11 de la noche y las 2 de la madrugada, aproximadamente, la actividad reparadora de las células alcanza su punto máximo, coincidiendo con la fase de sueño más profunda.
Además de seguir el ciclo circadiano marcado por el cerebro, la piel tiene su propio reloj interno que determina distintos procesos nocturnos: la producción de colágeno aumenta durante las fases de sueño profundo, cuando la piel se enfoca en la reparación y la reconstrucción.
Al mismo tiempo, la temperatura cutánea tiende a elevarse al inicio del sueño, favoreciendo la circulación y depositar los nutrientes esenciales para la regeneración celular, y las células cutáneas recargan sus reservas de energía, facilitando la reparación y el mantenimiento del tejido.
¿Por qué es importante tener una rutina nocturna?Fiel reflejo de nuestro estilo de vida, la piel llega exhausta a la cama y muchas veces los mecanismos de recuperación cutánea no pueden contrarrestar todo el daño acumulado. Con la edad, además, las células ralentizan su capacidad de reparación. Aquí es donde entra en juego la cosmética nocturna y la importancia de tener una rutina de belleza que apoye y potencie los procesos regenerativos, a la vez que favorezca la hidratación, ya que durante la noche, además, la barrera cutánea es más permeable y propensa a la deshidratación.
Si te cuesta dormir, es importante, además, establecer también una rutina de sueño: mantener horarios regulares, cenar ligero, evitar la cafeína y las pantallas antes de dormir, y crear un ambiente propicio para el descanso en la habitación. Tú y tu piel os levantaréis más descansadas.
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