Hay quien sostiene que el primer paso para cambiar el mundo comienza por uno mismo. Puede parecer ingenuo, pero lo cierto es que si quieres ayudar al planeta no hace falta que emules a Greta Thunberg y te embarques en hazañas épicas. Son los pequeños gestos -sumados entre sí- los que tienen el poder de transformar la realidad. Y algo aparentemente tan sencillo como modificar tu rutina diaria de belleza puede servir para proteger al medio ambiente. Si quieres saber cómo lograrlo te dejamos algunas claves que te ayudarán a cambiar el mundo empezando por tu neceser.
La prueba del algodón
Dicen que el algodón no engaña, pero en lo que a sostenibilidad se refiere lo hace y mucho. Nos hemos acostumbrado a usar discos de algodón desechables en nuestras rutinas de belleza, sin ser conscientes del impacto medioambiental que genera. Piénsalo. Cada día usamos de media un disco para desmaquillarnos los ojos, otro para retirar los restos de maquillaje y quizás alguno más para aplicarnos tónico o productos de limpieza facial. Al final de mes, eso supone una importante cantidad de desechos. A ello se le une que la producción de algodón emplea una gran cantidad de agua, pesticidas y fertilizantes.
Una alternativa sostenible es utilizar discos reutilizables. Los más comunes son los de algodón, aunque también puedes encontrarlos de otras fibras naturales como el bambú. Se emplean de igual manera que los discos tradicionales, con la diferencia de que puedes usarlos durante años sin generar ni un solo residuo. Basta con lavarlos a alta temperatura (entre 40º y 60º) y dejarlos secar al aire libre. Las muselinas también son una opción idónea. Estos paños ya eran usados por nuestras abuelas para su cuidado facial y han vuelto a convertirse en tendencia en los últimos meses al ser una opción saludable tanto para la piel como para el entorno.
Apuesta por productos de proximidad
En los últimos años se ha multiplicado la oferta de cosméticos elaborados a partir de ingredientes naturales. No obstante, esto resulta insuficiente si el aceite de maracuyá o el extracto de papaya que lleva tu crema favorita procede de la otra punta del planeta, ya que la huella ecológica derivada de su transporte es enorme. Por eso es importante buscar ingredientes naturales de proximidad. Piensa que tenemos la suerte de vivir en un entorno medioambiental privilegiado, pues en el Mediterráneo existen numerosas plantas con las que es posible elaborar cosméticos de calidad. Si apuestas por ingredientes de cercanía no solo estás reduciendo las emisiones de gases provocadas por el transporte, sino que además estás impulsando la economía local.
Reduce los envases de plástico
En los cinco segundos que estás tardando en leer esta frase se han vertido al mar 1000 kilos de plástico. Puede parecer una cifra desorbitada, pero basta visitar cualquier supermercado para comprobar que este material es el rey indiscutible de los envasados de cosméticos. Y aunque el gel o el champú que compramos apenas dura unas semanas, sus residuos permanecen en el planeta cientos de años.
Por suerte, cada vez existe mayor conciencia acerca de las consecuencias del uso masivo de plásticos de un solo uso. En la actualidad cada vez más marcas ofrecen productos sin packaging, como las pastillas de jabón sólido para la cara y el cuerpo. Otra forma de generar menos residuos es apostar por productos multiusos y minimizar así la cantidad de envases que acaban en el cubo de la basura. También existen multitud de cosméticos que emplean materiales como el vidrio, el cartón o la madera, que son más fáciles de reciclar que el plástico. No obstante, si finalmente te decantas por este material, busca productos que utilicen plástico reciclado y reciclable.
Despídete de la purpurina
Es la protagonista indiscutible de todo maquillaje de fiesta que se precie, pero la purpurina tiene un lado oscuro que opaca en parte su brillo. Quizás no lo sepas, pero el glitter está formado por microplásticos. Al problema de que se trata de un material que tarda cientos de años en degradarse se le une que estas micropartículas acaban acumulándose en el fondo marino y son ingeridas por los peces. Si quieres combatir esta situación sin renunciar al brilli brilli en tu vida puedes optar por emplear glitter biodegradable, que es mucho más respetuoso con nuestro alrededor.
Ten en cuenta que estos microplásticos no se encuentran solo en la purpurina, sino también en otros productos cosméticos como las cremas exfoliantes, que muchas veces incorporan minúsculas bolitas de plástico. Para evitarlo, compra exfoliantes que lleven partículas biodegradables. O -si te apetece dar rienda suelta a tus dotes de artesanía- puedes elaborar tu propio exfoliante casero. El azúcar es un exfoliante natural ideal para aplicar en el rostro y labios; y la sal es perfecta para el cuerpo. Basta con que los combines con tu limpiador facial o corporal y eliminarás las células muertas de tu piel sin generar ningún tipo de daño en el medioambiente.
Cuidado con el protector solar
Si hay un producto que nunca debe faltar en una buena rutina de cuidado diario es el protector solar. Incorporarlo a nuestro día a día es esencial para prevenir el envejecimiento cutáneo prematuro y protegernos de las radiaciones ultravioletas. Pero el cuidado de nuestra piel debe ser compatible con el cuidado del planeta, algo que muchos filtros solares no cumplen. Prueba de ello es que cada año 14 mil toneladas de crema solar terminan en los mares, dañando los ecosistemas marinos. Por eso, es importante que apuestes por productos resistentes al agua o biodegradables. Además, cuando estés en la playa, utiliza el protector solar en formato crema o roll-on, ya que parte del spray termina en la arena y después va a parar al mar.
Se trata incorporar pequeños cambios que viertan la menor cantidad posible de sustancias nocivas a nuestras aguas y ayudar así al cuidado del planeta.
1 comentario
Ya que no vendéis crema solar ¿qué marca recomendáis? Gracias
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