Si te estás planteando dedicar tu tiempo y tus esfuerzos a una causa solidaria, tal vez salvar el planeta sea una buena opción. Hay muchos voluntariados ecológicos con los que contribuir a esta meta verde. Una recomendación antes de seguir leyendo, trabajar por el medio ambiente es gratificante, pero también duro, todos los destinos y tareas incluyen una buena dosis de sacrificio. Es el precio que hay que pagar por intentar arreglar un planeta que destrozamos cada día.
Limpiar playas y contar nutrias
Una de las organizaciones punteras en voluntariados medioambientales es WWF. La entidad ecologista tiene varias opciones que van desde un programa de limpieza de playas en Lanzarote, hasta uno de reforestación, pasando por otros de recogida de datos. En su refugio de rapaces en Segovia cuenta con un proyecto de censo de nutrias y peces, por ejemplo, y en Toledo, de conejos. A veces recopilar información es un elemento tan importante como cualquier otro para contribuir al mantenimiento de la biodiversidad. WWF lo advierte así: no es una excursión al campo, se trabaja mucho.
Cuidar los Pirineos
Recuperar caminos, mantener el bosque, colaborar en el censo de animales autóctonos… Estas son algunas de las tareas que se pueden realizar en las semanas de voluntariado que ofrece el Projecte Boscos de Muntanya, una ONG ubicada en el Pirineo catalán. Los participantes colaboran con los técnicos forestales en la realización de estas tareas. Un proyecto perfecto para los amantes de la naturaleza y la montaña. La organización SEO Birdlife también ofrece regularmente programas en el Pirineo aragonés para participar en la observación y recolección de datos sobre aves de la zona. Un modo de ser partícipe de la ciencia ciudadana.
Del campus al campo
Las universidades españolas ofrecen en mayor o menor medida diversas opciones de voluntariado ambiental. Algunas son solo para estudiantes y otras abiertas a todos los públicos. Al mezclar ecologismo y educación, algunas de sus propuestas son muy llamativas. La de Navarra, por ejemplo, tiene un programa de revisión de cajas de murciélagos. En la de Cantabria, su oficina Ecompus lleva a cabo acciones para gestionar los espacios verdes y mejorar la gestión medioambiental de sus instalaciones. La Universidad Autónoma de Madrid desarrolla un programa de cooperación con Amigos de la Tierra en los Parques Nacionales. La Oficina de Medio Ambiente de la UAB también lleva a cabo limpieza de arroyos, jornadas de sensibilización y comidas solidarias contra el derroche alimentario.
¿Quién dijo que no se podía amadrinar un árbol?
En Oliete, un pueblo de Teruel, existe un proyecto de emprendimiento rural para recuperar los olivos centenarios en estado de abandono por culpa de la despoblación que afecta a la provincia. Si quieres apoyarles en la distancia, puedes hacerlo simplemente con una aportación por 50 euros al año, pero si lo que te apetece es meterte en faena también cuentan con un programa de voluntariado.
De hecho, varias empresas realizan en sus campos jornadas de team building. los voluntarios podrán limpiar los terrenos, podar los árboles y recoger las olivas. El proyecto nació en 2013, lo pusieron en marcha tres nietos del pueblo al ver cómo los árboles estaban comenzando a secarse y se agotaban las posibilidades de recuperarlos. Esta iniciativa ha generado trabajo en el municipio a la vez que ha contribuido a salvar un preciado ecosistema.
Protectores de las tortugas
Si te animas a vivir una experiencia internacional, hay muchas opciones. Aquí proponemos uno de protección de tortugas marinas en Cabo Verde. Lo gestiona la organización Project Biodiversity y se puede ir en dos periodos distintos: el de anidación y el de nacimiento. Con este programa se realizan rondas de vigilancia para cuidar que a los huevos no les pase nada, se llevan a cabo talleres de sensibilización en la zona y se colabora con el mantenimiento del vivero en general.
Si te decides por irte al extranjero para este o cualquier otro voluntariado, hay que tener en cuenta que necesitarás más tiempo y probablemente tengas que costearte tú como mínimo el desplazamiento. Pero, por el planeta, habrá valido la pena.
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