‘Life in plastic is fantastic’. Quienes crecimos en los noventa hemos coreado cientos de veces esos versos de la canción ‘Barbie Girl’ de Aqua. Pero en 2019 somos conscientes de que la vida con plástico dista mucho de ser fantástica. En plena crisis climática la realidad se impone: la contaminación provocada por los residuos de este material es tal que en el Pacífico se ha formado lo que ya se conoce como el ‘continente de plástico’, islas gigantescas de basura plástica arrojada al mar. Y cada día ingerimos, sin apenas darnos cuenta, microplásticos dañinos para nuestra salud y presentes en alimentos como la sal, el pescado o incluso el agua embotellada.
Seguramente estés concienciada de esta problemática y te esfuerces en combatirla reciclando en tu día a día. Pero lo cierto es que -aunque es un buen gesto- el reciclaje de este material es mucho más complejo de lo que parece a priori. Por eso, te dejamos algunas claves para reducir el impacto generado por los desechos plásticos y cuidar el planeta.
No todo el plástico puede reciclarse
Fíjate en la botella de agua que tienes sobre la mesa o en la crema hidratante que llevas en el bolso. Verás que en el envase aparece un símbolo formado por dos flechitas con un número en su interior. Estas cifras, que van del 1 al 7, indican el tipo de plástico que se ha usado en su fabricación, ya que no todos ellos son reaprovechables. El plástico del tipo 1 (PET), que puedes encontrar en botellas de aguas y en muchos envases de alimentos, es el más sencillo de reciclar.
Trata de evitar a toda costa aquellos productos que tengan un 3 (PVC o polivinilo), un producto presente en mangueras, tuberías y juguetes infantiles que resulta prácticamente imposible de reutilizar. El número 6 (PS o poliestireno), que se emplea en productos como las cajitas en las que te sirven las hamburguesas en los restaurantes de comida rápida, es otro de los más dañinos para el medio ambiente. No queremos parecer alarmistas, pero trata de evitar también los productos que contengan el 7. Bajo esta cifra se engloban todos los plásticos que no encajan en ninguna de las seis categorías anteriores. Al no conocerse su composición resulta imposible reciclarlos.
El contenedor amarillo no es mágico
Cuando arrojamos un residuo de plástico al contenedor amarillo damos por hecho que estamos posibilitando que tenga una nueva vida. Pero lo cierto es que no es así. En nuestro país a través de estos contenedores solo se reciclan los envases, así que si dejas en su interior productos fabricados con plástico pero que no están considerados envases como chupetes, pajitas o incluso cajas de CD's lo más seguro es que terminen en el vertedero o componiendo una triste postal en nuestras costas.
La solución pasa por intentar reducir el consumo y buscar materiales alternativos, como las pajitas de metal o bambú. En el caso de que no tengas más remedio que utilizar alguno de estos productos de plástico, trata de llevarlos al punto limpio más cercano.
Vacía los envases antes de dejarlos en el contenedor
En muchos países es necesario enjuagar bien los envases antes de dejarlos en el contenedor amarillo. Por suerte en España podemos evitar ese gasto de agua y basta con que no dejemos restos de alimentos u otros productos en su interior. De lo contrario, el coste de separar los materiales es tan elevado que estos envases manchados serán separados del resto de plásticos y nunca llegarán a las plantas de reciclaje.
No subestimes tu poder como consumidor
Es probable que leyendo estas líneas te haya invadido el pesimismo. Pero lo cierto es que nuestro poder como consumidores es mayor del que pensamos. El reciclaje depende tanto de las empresas envasadoras como de los Ayuntamientos de cada ciudad. Y la conciencia ciudadana es una de las herramientas de presión más efectivas para que las administraciones públicas destinen más fondos a optimizar el reciclaje. También es importante que apostemos por productos reciclados. De este modo, las empresas se esforzarán por promover el uso de materiales reutilizados.
Las 3 R: Reducir, reutilizar y reciclar
Reciclar es importante, pero es solo la punta del iceberg en la lucha contra la contaminación generada por el plástico. Piensa un momento en la cantidad de botellas de agua o de bolsas de plástico que usas a lo largo del año. Pequeños gestos como llevar siempre en el bolso una cantimplora y una bolsa de tela te ayudarán a ahorrar dinero y te permitirán sentar las bases de un consumo más sostenible.
Ten en cuenta que todo lo que no se tira no contamina y por tanto reducir y reutilizar productos es mucho más respetuoso con el medio ambiente que reciclarlos. Trata de incorporar estos conceptos a tu día a día, sin agobios pero con determinación, y verás como el planeta y tu nivel de satisfacción personal te lo agradecen.
3 comentarios
Quién va a poner máquinas en los supermercados para devolver envases y además darnos el descuento correspondiente ??
Lamentablemente los humanos nos hemos convertido en una plaga arrasando el Planeta y a los demás Animales que vivían libres en un Paraiso
Nos tenemos que concienciar con las tres R, reducir, reciclar,reutilizar y así aportar nuestro granito de arena. No podemos esperar que cambie el asunto si no empezamos por cambiar cada uno de nosotros.
Los gobiernos tienen que ponerse las pilas en el tema, ya que si no fábricas en esos productos nosotros no los cosumiriamos, tienen que sacar leyes menos permisivas en cuanto a la fabricación.
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