“Recuerdo cuando estábamos Ali y yo tumbadas en el suelo en una fábrica de Zaragoza para notar plenamente la textura del material que íbamos a poner en la tienda de Valencia”, nos cuenta Esmeralda Pérez sobre el proceso contrarreloj que comenzó cuando se firmó el contrato del local de la calle Jorge Juan 9 en marzo y culminó cuando se abrió la segunda tienda física permanente de Saigu a mediados de mayo.
El cargo oficial de Esmeralda es Chief Revenue Manager y en Saigu hay codazos por trabajar con ella porque es una de las más senior del equipo, verla trabajar es un espectáculo y se aprende mucho con ella. José Prieto, Project Manager, se ha sentido muy afortunado de haberla tenido a su lado en la odisea de abrir la tienda de Valencia y está muy orgulloso de todo lo que se ha conseguido.
“Yo que entré en Saigu haciendo cajas y he pasado por varios departamentos, ahora estoy mejor que nunca y creo que he encontrado mi lugar perfecto”, cuenta José al que, en (no tan) secreto le llamamos José ‘Aprieto’, porque si ve que alguno nos retrasamos en la entrega de alguna parte de un proyecto que lleva entre manos, con su tierno acento de Huelva, nos pone las pilas rápido y hace que todo fluya.
Solo así se ha podido conseguir robarle más de un mes al plazo inicial que nos habían dado nuestros proveedores de construcción para tener acabada la obra. Pero claro, qué sentido hubiese tenido abrir la tienda de Valencia a finales de julio cuando ya todas estáis de vacaciones y nosotros también estamos con un pie en las playas de Menorca. Pues con mucho trabajo, muchos esfuerzo y consiguiendo que personas de otras empresas captaran la esencia de Saigu a la perfección, se enamoraran de nuestros valores e hicieran suyos nuestros objetivos.
David Hart, el CEO y uno de los fundadores de Saigu, recuerda la enorme diferencia con la apertura del Saigu Lab en 2023. “Dos horas antes de la apertura estaba yo llamando al electricista para que viniera a reparar unos enchufes y esta vez hemos podido contar con personas muy preparadas para liderar el proyecto”, explica David orgulloso de lo que se ha conseguido entrelazando el trabajo y el talento de tantas personas.
Él se pega jornadas maratonianas apagando fuegos y resolviendo problemas entre departamentos, entre personas, haciendo un poquito de terapia e intentando que cada uno esté lo mejor posible para que le pueda sacar brillo a lo que mejor sabe hacer en Saigu. Y luego se va a casa y empieza lo verdaderamente intenso que es la crianza de dos peques, uno de 4 años y otro de 9 meses: los bañitos, la cena, los llantos del cansancio de última hora del día, el cuento y a dormir.
El equilibrio entre lo personal y lo profesional es algo muy importante en Saigu. No siempre se consigue, hay veces que nos llevamos el trabajo a casa y otras que nos llevamos la casa al trabajo y está todo bien porque muchas veces la línea entre ambas es difusa. Para Gerard, más que una cuestión de expansión de negocio y esas cosas, la apertura de la tienda de Valencia es una forma de conectar en persona y de tú a tú que es lo que más le gusta.
“Yo siempre he sido el del contacto físico, así que me parece una maravilla poder recuperar esa parte”, nos cuenta. Porque, por muchos directos que haga, y por muy cercano que se muestre, luego todo el mundo se sorprende de lo alto que es cuando le conoce en persona: “es lo primero que me dice absolutamente todo el mundo en la tienda”, dice riéndose desde sus casi dos metros de alto. Pero también nos dice que le cuentan lo guapas que se ven desde que han probado la marca y el impacto que eso tiene en su autoconfianza.
Eso es, al fin y al cabo, lo más importante. La razón última por la que hacemos todo lo que hacemos y por la que seguiremos intentando abrir pequeños universos Saigu en cada vez más lugares. Porque, poder aportar un granito de arena a que un día salgas pisando más fuerte de tu casa y eso te de el empujón que te falta para afrontar lo que sea que se te esté atragantando en ese momento en tu vida, pues vale la pena todo el esfuerzo y todo el trabajo contrarreloj que todavía nos quede por hacer.
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