La psicología del marrón

La psicología del marrón

Cuando Saigu me invitó a escribir un artículo sobre el color marrón, no pude evitar levantar una ceja. No porque me disgustara el tema, sino porque es de esos colores de los que, a priori, parecen tener poco que decir. Sin embargo, cuanto más vueltas daba al tema, más me daba cuenta de que el marrón está por todas partes. Estamos rodeados. 

No tiene la fuerza pasional del rojo, la mística del negro o la frescura del azul. Pero al pensar en él, lo primero que me viene a la mente es la belleza de los bosques en otoño, con todos esos matices que envuelven el ánimo de serena nostalgia y abrazan con la calidez de una madre.

Esta imagen consolida, de algún modo, mi conexión con este color que me define: ojos marrones, pelo castaño oscuro, y Capricornio, signo asociado a este tono según la astrología. Mi neceser de maquillaje tampoco deja lugar a dudas, el marrón es mi color.

Volviendo al principio: ¿qué decir de este color más allá de su vínculo con la naturaleza y la tierra? Basta rascar un poco la superficie para descubrir un trasfondo cargado de matices y significados.

Un tono con mucha psicología detrás 

Según la psicología del color, el marrón transmite estabilidad, equilibrio, seguridad y confort. Es el tono de la tierra, de la madera, del cuero envejecido, o del chocolate. También el de la introspección, de esos momentos de café, pausa y reflexión, en los que la mente mira hacia dentro. Igualmente, se asocia a cualidades como la solidez y la sobriedad. Y yo añadiría: la sensatez. 

Hay estudios que revelan que tendemos a ver como más confiables, honestas y cercanas a las personas que visten tonos marrones y tierra, tal vez por ese vínculo emocional con la naturaleza y lo auténtico. Quizás, por eso, encabeza el ranking de los colores más recomendados para entrevistas de trabajo.

No suele llamar la atención, es discreto en apariencia, pero también es capaz de sorprender sin ostentación. Y en ello radica su encanto.

Está de moda, y no sorprende 

En moda, el marrón ha estado sometido a los vaivenes cíclicos tan propios de este universo que se reinventa cada temporada. A lo largo del tiempo, a veces se ha visto eclipsado por colores vibrantes y llamativos; pero otras, ha sido la estrella de grandes colecciones que han apostado por lo atemporal, lo clásico o lo sobrio, erigiéndolo en símbolo de una estética relajada o de una estudiada sofisticación sin alardes. 

Aunque es más un color del prêt-à-porter, en ocasiones ha triunfado en la alfombra roja, como el vestido de inspiración griega que lució Zendaya en los Oscar de 2018, firmado por Giambattista Valli: una oda al marrón y un look, sublimado por un maquillaje en la misma gama, que derrochaba glamour. 

Desde el pasado invierno, las cabeceras de moda no han ahorrado elogios hacia este tono, abrazándolo como el imprescindible de los armarios más cool. La guinda la puso Pantone, al declarar el tono mocha mousse como el color del año 2025. Llevamos meses viendo el marrón y sus acólitos -tostados, avellana, canela o chocolate- por todas partes: la ropa, los complementos, el maquillaje y… hasta en las uñas. 

Un básico que siempre es tendencia

Y hablando de maquillaje, si hay un terreno donde el marrón encuentra en su zona de confort y despliega todo su potencial, es en este. Es un básico dentro de la paleta de los neutros, perfecto para un look natural, pero también para unos intensos smoky eyes.

Este septiembre Saigu reinterpreta el marrón ahondando en su versatilidad, con una propuesta que bebe de la estética sensual de la Dolce Vita. Nuevas sombras, nuevas texturas y nuevos tonos fáciles de integrar en el maquillaje del día a día como en looks más elaborados y con carácter. La idea, como siempre, es contribuir a que cada mujer se sienta bien en su propia piel.

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