La relación entre la cosmética y la naturaleza se remonta a la Antigüedad. De hecho, según una teoría epistemológica la palabra cosmética proviene del griego ‘Kosmos’, que significa ‘universo’. Cuando las antiguas civilizaciones contemplaban la naturaleza observaban en ella una belleza y armonía que decidieron trasladar al cuidado personal. Así surgió la palabra ‘Kosmetikhe’, como expresión artística de esta belleza y equilibrio en las personas. Y los aceites naturales obtenidos de extractos de plantas y semillas fueron uno de los primeros ingredientes usados en cosmética, debido a sus propiedades para embellecer, proteger e hidratar la piel.
Sin embargo, esta íntima relación entre naturaleza y cosmética fue perdiéndose y en la actualidad la mayoría de cosméticos convencionales emplean aceites de origen mineral, obtenidos a partir de la refinación del petróleo. El uso de este tipo de productos se encuentra muy extendido, ya que proporcionan una alta cobertura que ayuda a disimular las pequeñas imperfecciones del rostro. Pero son comedogénicos, lo que significa que obstruyen los poros e impiden que la piel respire de manera adecuada. A largo plazo, esto puede producir esas arrugas o manchitas que han llevado a que algunos dermatólogos recomienden a sus pacientes abandonar el maquillaje.
Para evitarlo, en los últimos años se está reivindicando la recuperación de los aceites vegetales en cosmética, ya que aportan múltiples beneficios. Su composición natural, tan similar a la de nuestra piel, permite que se absorban muy rápido sin dejar el rostro oleoso ni grasiento. Piensa que no es lo mismo que penetre en tus poros un derivado del petróleo que un aceite vegetal. Estos últimos no solo no taponan la piel, sino que contribuyen a hidratarla y regenerarla desde el interior.
Por eso, en Saigu trabajamos con una cuidada selección de aceites vegetales para crear productos de calidad, que cuiden y realcen la belleza natural de la piel. La cosmética tiene algo de alquimia y por eso seleccionamos con mimo cada aceite en función de los beneficios que busquemos y de la zona de la piel en la que vayamos a aplicar el producto. Todos los ingredientes que empleamos proceden del Mediterráneo, ya que contamos con la suerte de vivir en un entorno muy rico en recursos naturales que pueden convertirse en el mejor aliado de nuestra piel. Te presentamos algunos de ellos.
Aceite de oliva
No es solo uno de productos estrella de la dieta mediterránea, sino que el aceite de oliva también es un ingrediente con múltiples utilidades cutáneas. Se trata del hidratante natural más efectivo, ya que tiene un gran poder de penetración en la piel y cuenta con un alto contenido en ácido linoleico (omega 9), que tiene propiedades antiinflamatorias. El aceite de oliva resulta especialmente recomendable para pieles secas, aunque mezclado de manera adecuada con otro tipo de aceites podemos lograr un producto beneficioso para todo tipo de pieles.
Aceite de jojoba
¿Has oído hablar del oro líquido de la cosmética? Así es como se conoce al aceite de jojoba, que realmente no es un aceite sino una cera líquida con una composición muy similar a la de las ceramidas que recubren nuestra piel. Es uno de los mejores remedios naturales para las pieles grasas o con acné, ya que tiene propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antimicrobianas que limpian en profundidad los poros, a la vez que calman y desinflaman la piel. Además, el aceite de jojoba aporta luminosidad al rostro, en el que se integra de manera muy natural gracias a su alto contenido en omega 9, que le otorga una textura ligera y de rápida absorción. Si quieres descubrir el aspecto natural y jugoso que el extracto de jojoba aporta a la piel no te pierdas nuestra base de maquillaje fluida.
Aceite de semilla de girasol
Con el verano llega la luz a nuestra piel y los girasoles a la cosmética. Su textura ligera, su alto contenido en ácido linoleico (omega 6) y su rápida absorción hacen del aceite de girasol un hidratante idóneo para todo tipo de pieles. Además, sus semillas son ricas en vitamina E, lo que convierten a este aceite en un antioxidante natural que previene el envejecimiento cutáneo provocado por los rayos solares. Su empleo en cosmética está muy extendido, ya que cuenta con propiedades protectoras y antiinflamatorias y contribuye a reforzar la barrera cutánea y la tersura de la piel.
Aceite de ricino
El aceite de ricino ha sido uno de los aceites vegetales más empleados en cosmética desde la antigüedad, ya que cuenta con múltiples aplicaciones. Su alto contenido en ácido ricinoleico (omega 9) lo convierte en un hidratante natural que ayuda a mantener la humedad en la epidermis. Esto hace que resulte especialmente útil en productos que combaten la sequedad de la piel ante temperaturas extremas. Además, estimula la producción de colágeno frenando así la aparición de líneas de expresión y arrugas. En Saigu, incorporamos el aceite de ricino a nuestros labiales, por su alto poder hidratante y suavizante. El ricino también fortalece y estimula el crecimiento de las pestañas, así que si usas nuestra máscara de pestañas comprobarás cómo la naturaleza puede ayudarte a potenciar la intensidad de tu mirada.
Extracto de romero
Lo usamos para condimentar guisos o aromatizar nuestro jardín. Pero el extracto de romero -que se obtiene a partir de la maceración de esta planta- es también un excelente cosmético natural. No en vano, cuenta con propiedades antisépticas que ayudan a regular la grasa y evitar la proliferación de bacterias en el rostro, que lo transforman en el mejor aliado de las pieles con tendencia al acné. Además el ácido rosmarínico presente en este extracto tiene un efecto antiinflamatorio que alivia la irritación cutánea. Por si fuera poco, los activos presentes en el romero estimulan el riego sanguíneo, lo que contribuye a mejorar la circulación de todo tipo de pieles.
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