Rosácea: qué es, síntomas y cómo aprender a convivir con ella – Saigu Cosmetics
Rosácea: qué es, síntomas y cómo aprender a convivir con ella

Rosácea: qué es, síntomas y cómo aprender a convivir con ella

Cuando tenía 27 años, a Mar Parras, creadora de la comunidad Hello Rosácea, empezó a picarle la cara, como si tuviera miles de hormiguitas corriéndole por la piel. Luego, esa sensación se transformó en dolor y después, en ardor. Los granos llegarían más tarde. Tenía rosácea, pero necesitaría dos años para dar con el diagnóstico

Abril es el mes de concienciación de la rosácea, una enfermedad crónica de la piel. Desde Saigu Cosmetics hemos hablado con Mar, para que nos cuente cómo se vive con ella, así como con diferentes especialistas para conocerla, entenderla y aprender a lidiar con sus síntomas

La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) define la rosácea como una “enfermedad inflamatoria crónica benigna de causa desconocida", con múltiples expresividades clínicas, que afecta predominantemente a la cara, y en concreto, a la región centrofacial”. Sin embargo no registra cifras recientes sobre su prevalencia e incidencia en la población. 

Acudir a un profesional especializado

“Cada vez que pedía cita a los dermatólogos, cuando yo llegaba, no se veía ni apreciaba nada en mi piel”, cuenta Mar a Saigu. El peregrinaje de médicos que protagonizó Mar, y la frustración que eso le causó, quedan ya muy lejos. Fue hace 12 años. Afortunadamente, las cosas han mejorado. El doctor Juan García Gavín, director de Comunicación de la AEDV y CEO-dermatólogo de Gavín Dermatólogos, es uno de los especialistas que trabaja en su tratamiento.

“La naturaleza es desconocida, pero se produce fundamentalmente porque hay una función excesiva de la glándula sebácea, que es una glándula que tenemos prácticamente de forma exclusiva en la piel de la cara, centro del pecho y centro de espalda, que se encarga de producir el sebo, la grasa de la piel de las zonas expuestas”, nos explica. Cuando esa glándula funciona en exceso, la piel de la cara se inflama y aparecen las manifestaciones de la rosácea. 

El doctor Gavín describe como manifestaciones más típicas “el enrojecimiento de la zona central de la cara, más o menos persistente, con la presencia de brotes de lesiones papulopustulosas de granos que, a largo plazo, van a ir dejando lesiones vasculares, venitas, persistentes sobre la piel”. Cuando la rosácea se encuentra en el estadio leve de enrojecimiento es cuando ya conviene consultar con un dermatólogo que domine este campo

 

Las causas y el tratamiento

Este especialista será quien prescriba el tratamiento más adecuado para cada paciente. Normalmente, suele incluir un trabajo a largo plazo con productos dermocosméticos que, con una higiene mañana y noche, garanticen disminuir la inflamación, mantener la función barrera y generar activación. De forma puntual, con la aparición de los brotes con los que suele cursar esta enfermedad, se recurrirá a los fármacos; y, en caso de lesiones instaladas, a procedimientos tipo láser. 

 

Mar necesitó tiempo para encontrar el tratamiento que mejor se ajustaba a su tipo de rosácea, pero finalmente dio resultado. Durante seis años su afección únicamente se mostraba en momentos puntuales. Le costó averiguarlo, pero ahora sabe que dos de los principales desencadenantes de sus brotes son el estrés y los cambios bruscos de temperatura

Y es que, aunque se desconoce qué es lo que causa la rosácea, se sabe que los factores genéticos están ahí y que también existen estos desencadenantes. “Cualquier cosa que interfiera en el organismo, en el sistema hormonal, va a tener un reflejo inmediato en la rosácea”, nos cuenta el doctor Gavín. Radiación ultravioleta, alcohol, tabaco, estrés… 

No saber cuáles eran los suyos hizo que Mar viviera condicionada por su enfermedad, escrutando cada cambio en su piel y analizando con qué podía estar vinculado. Ahora, ha entendido que es un camino de aprendizaje que le lleva a afrontar brotes, que nunca son iguales, y a estar atenta a esos posibles agravantes, pero sin obsesionarse. 

El acompañamiento psicológico

Inés María Romero, psicóloga y fundadora de Livera, habla de la importancia de un tratamiento multidisciplinar de la rosácea y en el campo del que ella se ocupa, considera recomendable seguir dos vías. Gestionar la ansiedad, ya que el estrés puede ser uno de los desencadenantes de los brotes, y potenciar la autoestima. “El hecho de que cada brote o cada cosa nueva que me sale me haga sentir mal o que no me reconozca, hace que mi autoestima se vaya minando”, cuenta Inés a Saigu. 

En 2017, Mar sufrió el descontrol de un brote. Pasaba una racha de mucho estrés y terminó con una operación del ojo. “Mi brote era una inflamación de toda la cara, (…) de no poder ni tocarme ni rozarme con nada. Ahí me dejé llevar, me dije: ‘no hay solución y no voy a luchar’. Fue la época en que no quería salir de la cama”, recuerda. 

Mar reconoce que no pidió ayuda psicológica, ya que para “resurgir” pensaba que eran suficientes las herramientas que había interiorizado en una terapia anterior. A día de hoy, se da cuenta de que quizá sí tendría que haberlo hecho. “En ese momento no caes. Te dices que la rosácea es una enfermedad de la piel y no entras en otras áreas a las que también afecta porque esta enfermedad tiene un impacto muy grande psicológicamente”, nos cuenta. 

Buscar la aceptación

Y es que en una sociedad en la que el aspecto físico sigue siendo fundamental, algunos pacientes terminan limitando su día a día. Ante estas conductas de evitación, que pueden ir acompañadas de otras de comprobación (mirarse constantemente en el espejo, tocarse la piel…) o de seguridad (llevar gorras, gafas, mucho maquillaje…), la clave está en ir exponiéndose hasta llegar a la aceptación

“La aceptación implica autocompasión, un autodiálogo positivo, no luchar continuamente contra la enfermedad. Aceptar es entender que es una parte de mi vida que no me define, que tengo otras muchas partecitas que voy también a potenciar”, explica la psicóloga Inés María Romero a Saigu.

Con los años, Mar ha conseguido pasar del odio a la comprensión, para terminar considerando a la rosácea su compañera de vida, su chivata. Porque, como nos explica Inés, “la rosácea, a veces, no deja de ser como el pico del iceberg y salen brotes cuando de repente hay algo que nos está pasando. A mí me gusta trabajar con los pacientes qué hay debajo de ese brote”.

El papel del maquillaje en la rosácea

Durante todo su periplo con la rosácea Mar no tuvo una relación especialmente sana con el maquillaje. “Se convirtió en una necesidad. Esa relación tóxica de que, cada vez que aparecía un brote, yo me tapaba, a pesar de que a mí no me gustaba una piel cubierta”. Pero un tratamiento la obligó a dejarlo de golpe y empezó a cambiar el chip. “Aprendí a observar mi piel y a quererla”, nos cuenta y también consiguió ver el maquillaje como un disfrute y no como una obligación. 

Ahora bien, cuando retomó sus rutinas de maquillaje lo que no le resultó tan fácil fue dar con productos que le encajaran. “No iban con la filosofía que yo estaba teniendo y no se adaptaban a las necesidades de mi piel, que no reaccionaba bien a ciertas texturas”. Hasta que llegó Saigu.

Fue por casualidad, durante el confinamiento, saltando de cuenta de Instagram a cuenta de Instagram. “Me di cuenta de que vuestra visión se identificaba mucho con lo que yo pensaba, que no hablabais de imperfecciones, que erais muy transparentes y, algo que para mí fue decisivo a la hora de comprar el producto, fue que, si tú no estabas cómoda con su producto o no se adaptaba a tus necesidades, lo podías devolver”.

¿El resultado al probarlos? “Se me veía tacto piel, se me veían mis pecas, se me veían mis lunares, pero sin embargo me quedaba una piel totalmente unificada y no aparecía rojez ni a la hora de aplicación ni a la hora de retirar”.

Efectivamente los productos de Saigu están formulados para las pieles más sensibles. “No es porque utilicemos ingredientes naturales, es porque, dentro de los ingredientes naturales escogemos aquellos que son más biocompatibles con la piel. Así, cuando nos los aplicamos, no los reconoce como un agente externo”, explica nuestra product manager Mireya Lorenzo. Sin embargo, puntualiza que “no existe ningún producto que no le genere reacción nunca a nadie, por eso es importante que tengas la posibilidad de probarlo y devolverlo si no te va bien”.

Cómo maquillar una piel con rosácea

Nadie conoce mejor las pieles sensibles que la maquilladora Naara Sirera. A raíz de un tratamiento oncológico que te contamos en este artículo, se especializó en cómo maquillar con cariño y cuidado las pieles con distintas afecciones como el melasma, el acné, las manchas y, por supuesto la rosácea. De hecho, nos ha dejado una serie de valiosísimas recomendaciones para que sepas identificar qué es lo mejor para tu piel si tienes rosácea.

  • Detecta qué tipo de piel tienes, cómo es tu rosácea y cómo son tus brotes. Esto te servirá para determinar qué maquillaje altera tu piel y cuál no. 
  • Para preparar la piel antes del maquillaje, imprescindible hacerlo con cuidado, sin frotar para no alterarla. 
  • Para esa preparación, usa un tónico (los hay calmantes para las zonas con afección) que puedes aplicar a toquecitos con un disco, y una crema o aceite para hidratar. También existen productos para aplicar antes del maquillaje con los que corregir la afección o su color. 
  • Si en algún momento utilizas pincel, que sea muy abierto, que no sea sintético ni muy fuerte. 
  • A la hora de escoger base de maquillaje y corrector, ten en cuenta que, después de aplicarlo, al tocarte con la mano, no debe manchar. Si lo hace, “es tu piel diciéndote que ese maquillaje no le va bien”. 
  • Suelen funcionar mejor los productos fluidos y resultan interesantes las bases y correctores modulables: puedes ir poniendo las capas que necesites, sin alterar la piel ni engrosar el maquillaje. 
  • Si optas por los polvos, prioriza los finos que no texturicen en la piel. 
  • Di sí al colorete también en las pieles con rosácea. Piensa que cuando lo apliques, previamente habrás corregido la afección. 
  • Di no al verde en correctores, prebases… Cromáticamente, el verde neutraliza al rojo y al rosa. Sin embargo, esto no ocurre en la piel, donde el resultado es un tono gris. Para tapar ese rojo o ese rosa, recurre al tono de naranja o salmón que más se ajuste a tu piel. 
  • Importante: no te olvides de desmaquillarte, con movimientos suaves, sin prisa y con delicadeza.

 

1 comentario

Dolores

Hola tengo 62 años .Nunca he utilizado cremas ni maquillaje. Ahora hace 3 meses empecé a notar que la zona de frente, nariz, mejillas y cuello se ponía de color rojo oscuro y tenía sensación tirante y escozor .Durará un día + / – . Soy anti sol no lo tolero ,pero en el coche siempre me da de pleno. He comprado crema solar 50 de La Roche ,pero no ha funcionado. Él dermatologo dice que no tiene solución. Gracias

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