Saigu se rinde al Black: ¿hemos mentido todos estos años?
Green Friday, Green Week, Saigu Week… Desde que nació Saigu, cada año nos hemos inventado de todo para llamar a los descuentos de noviembre cualquier cosa menos Black Friday. ¿Estábamos haciendo lo que se conoce como ‘greenwashing’, que es cuando una marca usa la sostenibilidad como estrategia de marketing?
Pues no necesariamente o al menos no conscientemente. Creíamos firmemente que eso no iba con nosotros, que era una moda norteamericana ultracapitalista, que teníamos que contar el trabajazo que hacíamos por el medio ambiente y todos nuestros valores sociales. Pero claro, también teníamos que vender para hacer crecer el proyecto y cumplir nuestro propósito. Así que, hemos estado viviendo en conflicto con el black hasta que hemos dicho basta y te vamos a contar por qué.
Este año en Saigu hemos decidido dejar de huír de la nomenclatura black friday por tres razones: por simplificar, porque hemos evolucionado y porque el black friday no ha sido la moda pasajera que podíamos pensar hace unos años, sino que se está arraigando en nuestra cultura comercial igual que las rebajas de verano de toda la vida.

Una de nuestras máximas en Saigu es la simplicidad, que te veas ideal con dos productos y tres brochazos. Que el maquillaje no te robe más tiempo del necesario, si no se lo quieres dedicar, pero que siga cumpliendo la función de darle color y vida a tu rostro. Nos complicamos en el laboratorio, en las tiendas y en oficinas para que luego tu vida sea fácil. Porque sabemos que es de las cosas que más se valora de Saigu y queremos honrar esta calidad por encima de todo.
Por ello, en Black Friday queremos darte lo que esperas, buenos productos, esperados lanzamientos y ansiados descuentos.

Cuando lanzamos Saigu en 2018 nos centrábamos en hablar de lo naturales y sostenibles que eran nuestros productos además de lo bien que sentaban. Y nos fue muy bien durante un tiempo, se acercaban a nosotros las personas que buscaban productos buenos pero alternativos, diferentes a las grandes marcas. Por ello también nos chirriaba abrazar el Black Friday como un momento del año de compra compulsiva y frenética que no reflejaba en absoluto todos los esfuerzos que hacíamos por reducir nuestra huella medioambiental y por aumentar el impacto socioeconómico en nuestro entorno de proximidad.

Sin embargo, el gran público desconfiaba injustamente porque en su cabeza estaba hecha la asociación de ‘naturalidad’ con ‘calidad relativa’, y nos dimos cuenta que para impulsar un cambio real en la industria y demostrar que se podían hacer las cosas ‘de otra manera’, teníamos que salir de la liga de las marcas alternativas y jugar en la primera división de la cosmética sin perder nuestra esencia. Entendimos que para promover realmente nuestros valores de sostenibilidad, proximidad y ética, teníamos que demostrar que nuestros productos nada tenían que envidiar a los de las marcas históricas de maquillaje y cosmética.

Es decir que, de un tiempo a esta parte hemos dado un giro a nuestra comunicación y, aunque sigamos usando los ingredientes de siempre, fabricando en Barcelona y eligiendo los ingredientes meticulosamente a proveedores cercanos, ya no ponemos tanto el acento en estas cualidades sino en el resultado brutal en el rostro.
Ahora nos dedicamos a señalar algo que forma parte de nuestro ADN desde el día 1 y es la facilidad de uso. Siempre quisimos que nuestros productos tuvieran ese resultado pero sin tener que haber estudiado Bellas Artes o un grado medio de maquillaje y estética. Así que cuando en el laboratorio nos sale algún producto para el que hay que ser pro para sacarle partido, lo devolvemos y lo reformulamos tantas veces como sea necesario.

Por lo tanto, si queríamos ser coherentes con esta máxima, no podíamos seguir llamando nombres raros a los descuentos del Black Friday y tenerte ahí preguntándote: ¿pero esta week rara qué es en realidad?
Por último, respecto al Black Friday, al principio nos resultaba culturalmente ajeno, como si de pronto tuviéramos que celebrar en casa una tradición como el Thanksgiving, que tanto hemos visto en las películas norteamericanas, y al día siguiente irnos a comprar como locos los regalos de Navidad. Pensábamos que tal vez era una tendencia que se iría poco a poco o evolucionaría de otra manera. Pero qué equivocados estábamos! El Black Friday llegó para quedarse, igual que lo hizo el Halloween en su día, y ya se ha instaurado en nuestra cultura como las rebajas de verano. Así, se ha convertido en un momento en el que compramos aquellas cosas a las que le teníamos echado el ojo desde hace tiempo o las marcas que todavía no nos hemos atrevido a probar.

Por estas razones, este año en Saigu nos dejamos caer en los brazos del color negro sin olvidar transmitir nuestros valores y nuestra esencia. Porque, aunque nos hayamos hecho mayores, aunque el equipo haya crecido y tengamos cada vez más tiendas, aunque estemos en los Goya y lleve nuestros productos hasta la Reina, seguimos siendo una marca con alma que trabaja duro y sacrifica muchos beneficios para que el mundo sea un lugar un poco mejor.
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