Si algo nos enseña la vida es que nada es inmutable. La piel tampoco. Es cierto que existe una percepción social compartida de que hoy los 50 son los nuevos 30, y así lo sentimos a nivel mental y físico. Las mujeres maduras no renunciamos a la visibilidad social y eso se traduce también en un mayor disposición a cuidarnos por dentro y por fuera, abrazando la idea de que la juventud y la vitalidad no tienen límites cronológicos.
Corren nuevos tiempos, y el interés por el cuidado cutáneo ha alcanzado niveles sin precedentes. “Existe una mayor concienciación sobre la necesidad de cuidar la piel y de tomar medidas preventivas para contrarrestar el inevitable paso del tiempo, y esto se nota en el estado de la piel”, comenta el dermatólogo Vicente Manuel Leis, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología. “Gran parte de la población está llegando a su madurez con una piel en mejores condiciones y mucho más saludable que en décadas precedentes gracias al mayor acceso y demanda de cosmética de calidad así como de procedimientos de dermatología estética”.
Pero también sucede que la piel ha pasado a convertirse en un accesorio de moda y objeto de nuevas tendencias que a veces le hacen un flaco favor. De hecho, la célebre dermatóloga británica Anjali Matho, señala en su libro ‘The skincare bible’ que suele ver en su consulta numerosas pacientes muy confundidas sobre cómo debe ser su rutina de cuidados. “A medida que envejecemos, tomamos muchos consejos que provienen de la cultura popular, los medios de comunicación y amistades. Y esos consejos a menudo pueden ser contradictorios, dejándote más desconcertado que antes acerca de los conceptos básicos”.
Las redes sociales han contribuido a sembrar aún más desconcierto. Pero la piel merece mucho respeto y su cuidado no debería moverse a ritmo de tendencias ni limitarse simplemente a la búsqueda de una juventud eterna, sino contemplarse como una inversión en salud y un gesto de amor propio. Lo importante, tanto a los 50 como a los 20, es centrarnos en mantener una piel saludable (que se traduce en un aspecto radiante), respetando su naturaleza y necesidades únicas en cada etapa de la vida. Así como asumimos el cambio en nuestras vidas, debemos asumir los cambios en nuestra piel.
¿Cómo es la piel a los 50?
Podemos ralentizarlo, pero no frenarlo… El envejecimiento de la piel es un proceso inexorable fruto de la genética y la exposición a agentes ambientales. Además, en torno a los 50 se suma un nuevo factor: el impacto del desajuste hormonal propio de la perimenopausia y la menopausia. Las consecuencias de todo ello no se hacen esperar: “La estructura de la dermis pierde elasticidad y firmeza debido a la menor cantidad y peor funcionamiento del colágeno y las fibras elásticas, favoreciendo la aparición de surcos y arrugas estáticas. Además, la piel se vuelve más fina y atrófica, lo que facilita la aparición de rojeces y hematomas ante mínimos traumatismos. Igualmente, muestra más flacidez y peor resistencia al efecto natural de la gravedad, y pierde su capacidad de retener agua mostrando más sequedad, llegando incluso a mostrar picor y descamación”, explica el doctor Leis.
Respecto a esto último, puntualiza que, aunque la piel madura tiende a la sequedad, no siempre es así. “Generalmente, las glándulas sebáceas producen cada vez menos sebo y con una peor composición, de tal forma que la barrera cutánea no ejerce bien su función y se pierde más agua a través de la piel. Aun así, nos encontramos con cierta frecuencia personas con exceso de producción de sebo en la región central de la cara y en el cuero cabelludo, y a la vez sequedad en otras zonas”.
Asimismo, continúa el dermatólogo, la función de las glándulas sudoríparas disminuye, aunque en el periodo de la perimenopausia pueden existir episodios de sudor excesivo puntuales; la piel va perdiendo su capacidad de reparación ante heridas y traumatismos, y se defiende peor a nivel celular de los efectos de la radiación ultravioleta y el estrés oxidativo, lo que fomenta la aparición de manchas y de surcos en forma de rombos en la nuca (cutis romboidal) o comedones abiertos (puntos negros) en mejillas y región periocular.
Pero no solo la piel, el pelo y las uñas también sufren cambios: “están más frágiles y deslustrados, crecen a menor velocidad y empiezan a presentarse cuadros de alopecia”.
El envejecimiento facial no solo es cuestión de piel
Con la edad se producen también cambios en la estructura ósea, en los depósitos grasos y en los músculos faciales que, además, afectan a la piel. “La acción de los músculos de la expresión facial, insertados directamente en la piel, provoca la aparición de arrugas de expresión en la frente, región periocular y entrecejo, que, con el tiempo, pueden hacerse permanentes”, apunta el dermatólogo, que refiere también una pérdida de volumen óseo en la órbita ocular, los pómulos y las mandíbulas, así como una disminución de grasa en las mejillas y las órbitas. En consecuencia, los ojos y las sienes parecen más hundidos.
“Además, se pierde soporte en el tercio medio de la cara, y la piel, por efecto de la gravedad, se va descolgando y se pronuncian los grandes surcos del centro de la cara. A su vez, la piel redundante, que está menos elástica, cuelga alrededor del mentón y mandíbula formando una especie de papada”. Estos cambios, explica el doctor Leis, son a veces difíciles de corregir con procedimientos conservadores; por eso, es clave saber qué se puede esperar de la cosmética y los tratamientos y qué no va a ser posible mejorar.
¿Qué puede hacer la cosmética por la piel madura?
“Mucho. De hecho, es la base de cualquier protocolo de cuidado de la piel, tanto madura como más joven”, sentencia el dermatólogo. La aplicación de determinados activos va a ayudar a mejorar la calidad de cutánea y prevenir muchos de los aspectos del envejecimiento. Es el caso de ingredientes como los retinoides, los antioxidantes y los emolientes. Los primeros ayudan a aclarar las manchas, ejercen un efecto peeling de renovación cutánea y previenen la aparición de lesiones acneiformes o comedones; los segundos son claves para luchar contra el estrés oxidativo y los efectos perniciosos del sol o la polución; y el ácido hialurónico y otros emolientes hidratan la piel mejorando su aspecto y proporcionándole bienestar.
Cómo tener una buena (y bonita) piel a los 50
Aunque no podemos modificar los factores internos, sí podemos actuar sobre las causas externas responsables de hasta el 75% del envejecimiento de la piel. Factores como la radiación ultravioleta, el tabaco, la polución y una alimentación desequilibrada son los principales responsables de la aparición de arrugas, manchas y flacidez, así como de la falta de luminosidad. La buena noticia es que la ciencia hoy permite mejorar estos signos de la edad con tratamientos dermatológicos y unas fórmulas cosméticas cada vez más eficaces.
Aun así, el cuidado de la piel es una carrera de fondo que requiere un estilo de vida saludable y una rutina constante de cuidados (limpiar, hidratar, proteger y reparar) adaptados al estado de cada piel en cada momento. A ello, el doctor Leis añade cinco consejos especiales que ayudan a mantener y prolongar la salud y la belleza cutáneas:
- No olvidar jamás la fotoprotección, ya que gran parte de las alteraciones que observamos en estas pieles son secundarias al daño solar.
- No descuidar el cuello, el escote y el dorso de las manos. Sufren igual que la cara y muchas veces olvidamos que también han de ser tratados.
- El cuidado de la piel madura empieza mucho antes, en la juventud. Pequeños gestos como la fotoprotección, el uso de antioxidantes o retinoides harán que nuestra piel llegue en mucho mejor estado a la madurez.
- Consultar siempre a un dermatólogo ante lesiones sospechosas. En esta edad son más frecuentes los tumores de piel, y una detección precoz es la clave del éxito.
- Disfrutar mucho y no sufrir por el paso del tiempo. Es una suerte poder llegar a la madurez cada vez en mejores condiciones gracias a los avances científicos y médicos. El objetivo no es aparentar menor edad de forma artificial sino proporcionar los cuidados diarios y hacer los tratamientos dermatológicos necesarios para llegar a esta etapa con una piel sana y un aspecto saludable y radiante. Si tenemos arrugas por sonreír, aconsejo tratamientos conservadores que no nos quiten nuestra expresión, sobre todo si es risueña.
4 commenti
Y un artículo para piel de + de 60 ? Creo que además de interesante es necesario. Somos muchas “maduras saigu” Seguro que sí
Hola, quizás las fotos representan a alguien de mas bien 60 +, a los 50 años la piel de las mujeres de hoy no está asi, basta de vernos a las mujeres de 50 como si estuviésemos al final del camino.
Gracias por el artículo. Me siento recogidas en estas reflexiones . Tengo 50. Llevo casi un año utilizando la marca, los resultados son increíbles en términos de cómo luce mi piel. Gracias por el trabajo que realizan 😍
Se habla mucho de los 50 años pero casi nada de los 60
Me gustaría algún artículo sobre el cuidado de la piel a partir de los 60
Gracias
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